Para Ingrid

Ingrid:

Ayer por la noche, antes de dormir, leí tu nombre. Debo admitir que cada que entro a redes sociales hago un scroll rápido y si encuentro notas sobre feminicidios dudo mucho sobre si detenerme. Ayer tu nombre apareció en mi feed de noticias en redes sociales.

No te conozco, no tuve oportunidad de conocerte. Eras 5 años más joven que yo. Recuerdo lo que fue cumplir 25 años, las oportunidades que se me presentaron, las dificultades, los sueños todavía por cumplir, las preocupaciones, lo joven y a la vez lo grande que te sientes.

¿En qué soñabas? ¿Qué querías hacer? ¿Qué rutina tenías por las mañanas? ¿Qué oportunidades tenías? ¿Cuáles eran tus preocupaciones? ¿Qué te faltaba por lograr? ¿Qué lugares querías conocer? No lo sé, no lo voy a saber porque ayer te arrebataron el futuro, ayer me arrebataron a otra hermana de lucha.

Ingrid, me enteré que no te asumías como feminista. Ninguna mujer nos asumimos como feministas unas veces por desconocimiento y otras por miedo. No importa, porque tu muerte me duele igual. Saber lo que te hicieron, sí, en plural. Él lo perpetró, pero un sistema machista lleno de impunidad y de indiferencia, le ayudaron a hacerlo.

Siento rabia, coraje, estoy horrorizada y me parte el alma haber sabido de ti de la forma en la que lo hice. No se puede disipar ese sentimiento, esa impotencia de no haber hecho más, aun sin conocerte. Quisiera que la lucha fuera suficiente en días como hoy, que hubiera sido suficiente para evitar que tus sueños, tu futuro terminaran.

Lo siento mucho Ingrid. Cómo me gustaría tener el poder de deshacer todo esto. De hacer que esto solo fuera una pesadilla, pero despierto y seguimos viviendo en la pesadilla. Aún en tu ausencia, aún en el luto que muchas de nosotras sentimos abrazo tu imagen, pero tu imagen real. La de una mujer hermosa, de ojos grandes y sonrisa cálida, aquella mujer de pasiones, sueños, desafíos, espíritu de lucha y entrega a sus seres amados.

No tengo la solución sobre cómo salir de esta pesadilla y me cuesta trabajo dejar el miedo de lado. Quisiera salir huyendo a algún lugar seguro, pero ¿dónde? si nuestras propias casas, nuestros hogares se vuelven campos de batallas. Quisiera ser más valiente ¿sabes?, quisiera tener respuestas, soluciones, algo que nos de esperanza, que nos alivie o que sirva de consuelo al enorme agujero que tu partida nos deja.

No te conocí Ingrid, pero estoy segura de fuiste la mujer que describí, porque la fuerza, el ímpetu y el espíritu de una mujer es compartido. Amamos muchísimo, luchamos otro tanto, reímos, lloramos, nos apasionamos, nos duelen cosas. Abrazo ese recuerdo y aunque hoy me siento destrozada, ese recuerdo y el de todas las mujeres que este sistema, con su ejército de feminicidas, silenciaron, me tiene que seguir dando la fuerza para continuar trabajando, escribiendo, luchando, para seguir hablando, gritando, romperlo todo si es necesario, para defenderme y defendernos hasta el último aliento.

Ingrid, espero que donde quiera que estés, sepas que vamos a seguir exigiendo justicia, vamos a tatuar en nuestras memorias tu nombre y vamos a honrar tu vida disfrutando las nuestras, ayudando a más mujeres y queriendo como solo las mujeres sabemos hacerlo.


Deja un comentario