Qué época tan complicada vivimos, qué lejanos se ven los días apacibles, sencillos en donde nos sentábamos a la sombra de los árboles y las horas pasaban como el viento alborotando nuestro cabello.
Hoy me desperté con una sensación de desasosiego. Es como si ese hoyo en el pecho abierto hace 10 años se hiciera más presente, más grande y profundo. Me acordé de ti. Una piensa que no puede perder a más personas, pero las pierde.
Pensé en todas ellas también, repase sus rostros ahora que no las puedo ver. Añoré su calor y su abrazo. De entre todos esos rostros el tuyo llegó a mi mente y quise buscarte, preguntarte cómo estás, quise volver a escuchar tu voz.
Hoy fue uno de esos días donde me hubieras escuchado en silencio, me mirarías seriamente con esos ojos como de quién se espera hasta escuchar el final de la historia, pero ya la resolvió desde antes. Te imaginaba mirándome y pensando que, tal vez, si te contaba harías lo mismo que mi madre.
Esta semana te recordé mucho. Qué cliché, pero: todo me recordó a ti.
Hace unas semanas tuve una conversación con otras mujeres y hablábamos sobre cuando empezamos a tirar el mito del amor romántico; pero continuamos “romantizando” -y me reservo el uso de la palabra romantizar que hemos utilizado estos días en exceso – las amistades.
No pude evitar recordar la historia, nuestra historia y repasarla una y otra vez, es casi obsesivo. Pase días preguntándome, otra vez, si todo lo había hecho mal, si yo pude haber hecho algo mejor, si a lo mejor yo pudiera ser una mejor persona. Definitivamente, no puedo encontrar respuestas, aún cuando me convenza de que es mejor la distancia, es mejor el recuerdo.
También volvió a ser doloroso, sobre todo al escucharlos de nuevo, al poner ese álbum que escuché aquella mañana que me desperté en tu casa. Su canto me recuerda a ti, a pesar de todo. Quisiera construir mis propios recuerdos alrededor de su música, pero todavía no puedo, me recuerdan a ese día llorando juntas en el concierto cuando cantó que la gente como nosotras pelea para mantener a los demonios dentro.
A lo lejos, como una window shopper,miro tu vida y a tus personas favoritas, preguntándome si alguna vez me recuerdas o me extrañas…si alguna vez fui tu persona favorita, porque a veces no lo soy para mi misma.
Soy una Aurora, soy Aurora. Aquella mujer que permaneció en tu vida durante un tiempo. Me cuesta con las amistades, pensar que son efímeras, que venimos de paso en la vida de otras personas y que somos finitas. Me duele pensar que fui transitoria en tu vida y que, tal vez, si escuchas esa canción que nos dedicábamos. A pesar del dolor me alegro que sigas el camino que te forjaste, porque tú lo hiciste. Supongo que hay historias donde la distancia y la separación son la forma más amorosa de estar.
El corazón hoy se me hizo chiquito, con todo y los rostros de ellas, con todo y mi espíritu renovado, con todo y las nuevas caras que conozco y a las que llamo amigas, casi hermanas. Te sigo extrañando, para mí, sigues siendo Damon y yo Graham.


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