Objetos Perdidos

Hace un mes decidí entrar a un concurso que convocó la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. La convocatoria invitaba a participar, enviando una crónica escrita sobre la ciudad y el concurso era en homenaje a la periodista, cronista y escritora Cristina Pacheco, quien tuvo muchos años un programa en el Canal Once llamado «Aquí nos tocó vivir».

Mande un texto titulado «Ni de aquí ni de allá, pero siempre fuimos de Acue» que no ganó nada. Creo que mi escritura sigue siendo demasiado vivencial, demasiado anecdótica o demasiado personal y se encuentra entre una hibridación de géneros porque la pluma se resiste a apegarse a algún canon.

Hace poco, le leí este texto a una amiga que conozco desde la primaria. Se me hizo un nudo en la garganta al leerlo en voz alta. Para mí, escribir sobre la CDMX es bastante personal. Nací, crecí y he vivido en esta ciudad toda mi vida. Todo lo que conozco está acá, no podría ser menos que personal.

Así que como no va a recibir ningún premio, ni reconocimiento institucional, quise compartirlo por acá, si es que hay alguien interesada o interesado en leer este relato que se ubica en la zona norte de la CDMX, donde nada pasa o donde todo pasa.